Empieza el verano de forma oficial, si bien llevamos ya unos días con temperaturas plenamente estivales, que nos han hecho olvidar la inestabilidad meteorológica de semanas anteriores. Es, por tanto, tiempo de guarros, de esperas nocturnas.
En todo comienzo de verano, de acuerdo al anticipo o retraso de las calendas de junio, tenemos que observar las aguas y estudiar qué jabalíes visitan y con qué frecuencia esos puntos naturales tan querenciosos.
A finales de junio la abundancia de comida en los campos es algo evidente y caeremos en la cuenta de que es inútil esperar un buen guarro en un comedero recebado al que sólo acuden jabalinas con su prole y, si acaso, algún cochinote de poco porte.
De lo único que se tiene certeza, sólo si se madruga y se estudia el terreno, es de por dónde aproximadamente pasa el día encamado nuestro guarro, que en estas fechas comienza a buscar frescales de umbría y sotos húmedos donde la vegetación de ribera le proporciona seguridad y confidencialidad más que suficiente.
De esta manera pasa desapercibido y de incógnito las muchas horas que tiene de luz cada jornada, zafándose con ello tanto del ser humano como de la infinidad de insectos que en este periodo se adosan y martirizan su pelambrera.

Lo adecuado es esperarlos en comederos naturales al declinar el día y también en los pasos de regreso a los lugares de encame, conciliando todo ello en dependencia de la abundancia de campos de cultivo y teniendo en cuenta que, al ser menores las horas de luz, el jabalí apurará la noche, siendo posible, en este arranque de verano, que regrese todavía a unas horas en las que la oscuridad anuncia el alborear del día.
Por sus condiciones no todos los puntos de aguardo de los grandes jabalíes brindan las mismas ocasiones para abatir buenos o mejores guarros.
Los viejos solitarios no se hacen por generación espontánea, sino a base de años, de ahí que hoy sea más factible lograr un animal de gran trofeo en terrenos de campiña perdicera que en aquellos otros de sierra agreste y bravía donde están muy cazados.
Fuente:
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