Muchos consideran la caza a rececho como la modalidad cinegética de mayor pureza. Un duelo entre cazador y la pieza para el que un buen conocimiento del medio y de las costumbres del animal será la clave del éxito.

Esta disciplina (especialmente, cuando la pieza es el macho montés, la especie más emblemática de la caza mayor en España), requiere una especial forma física. La persecución del ejemplar va a desarrollarse en zonas de alta montaña, lo que implica largas horas de caminata por lugares de orografía escarpada.

Algunos consejos y recomendaciones para la caza de esta fauna

Una buena preparación física y grandes dosis de constancia y paciencia van a ser imprescindibles no solo para buscar, perseguir, disparar y cobrar la pieza, sino también a la hora de transportarla sobre los hombros en terrenos de especial dificultad.

Un consejo de vital importancia es evitar ser descubierto por la fauna circundante. Jamás hay que realizar asomadas al borde de farallones, donde la silueta pueda ser fácilmente divisada. Es mejor buscar siempre arbustos, árboles o malezas donde camuflar la presencia. Conviene moverse de forma lenta y silenciosa y procurar pasar inadvertidos.

Según la época del año, se elegirán los horarios más adecuados. Durante los meses más fríos, la movilidad de las cabras monteses aumenta, lo que facilita la búsqueda de los machos a cualquier hora. Sin embargo, conforme se acerca el buen tiempo, las horas centrales del día no serán las más adecuadas para la caza.

En cualquier caso, la época idónea para cobrar un macho montés es durante el celo. Los grandes ejemplares abandonan sus refugios estivales y se les ve con mayor facilidad. Además, lucen ya su característico pelaje negro invernal.
¿Qué hacer una vez descubierto el ejemplar en su medio ambiente?

Es el momento de evaluar el trofeo. Se observarán sus movimientos a distancia. Para ello, nada mejor que un catalejo con trípode, que ahorrará tiempo y desplazamientos innecesarios. Si, realizada la observación, la pieza reúne las condiciones deseadas, ya se podrá poner en práctica el plan de aproximación para lograr situarse a la distancia óptima de disparo.

Caza, protección y conservación de la naturaleza

Las Administraciones Públicas autonómicas, en su labor de conservación del medio ambiente y con el objetivo de garantizar la correcta gestión de las especies en cada ámbito territorial, regulan todo lo relativo a la actividad cinegética.

Por otro lado, conforme a la normativa legal, las cacerías deben celebrarse bajo la supervisión de un guarda forestal o guía. Prescripciones todas ellas dirigidas a prevenir aprovechamientos abusivos y que deben respetarse, en evitación de virtuales sanciones.

Esta regulación favorece también la equidad y transparencia en el ejercicio de las distintas modalidades de caza, ya sea mayor, menor o a rececho, lo que redundará en beneficio tanto de los cazadores como de los ciudadanos, en general.

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